Yo no fui

Basta con ser militante del oficialismo para estar exculpado de cualquier delito. En Venezuela ocurren las cosas más insólitas como el caso de la pérdida de toneladas de alimentos sin que se hallen todavía a los culpables, ni se haya imputado o señalado públicamente a quienes son los sospechosos, ni a los directivos de las empresas del Estado palmariamente comprometidos se les haya prohibido la salida del país. Sencillamente hemos oído puras excusas y a los funcionarios responsables atribuyéndoles el "error" a su impericia, cuando en todos los casos malgastar los fondos públicos irresponsablemente tiene su castigo, aunque estemos cohabitando con una "revolución socialista".

Insensatamente, también se enviaron de esos alimentos para Haití, poniendo en evidencia la incapacidad de un régimen que ya dio muestras de no saber conducir los destinos de este país y se atreve a expedir comidas en condiciones de basura a otra nación, qué mayor prueba quieren y qué mayor evidencia para el mundo. Eso es incapacidad, irresponsabilidad y corrupción. Y todavía pretenden que pase desapercibido o piensan neutralizarlo inventando "casos de corrupción" contra la industria privada para tratar de distraer la atención ciudadana con fines inconfesables.

El cierre del Banco Federal tiene características extrañas, se llevó a cabo la intervención después que la institución había abierto sus oficinas al público cómo para que la gente que estaba haciendo las colas se amotinara, cuando se enteraran que el banco estaba intervenido. Sin embargo, no fue así, la gente actuó en muchos casos prudentemente convencidos de que era una retaliación política en contra de su dueño.

Les dictaron prohibición de salida del país a 21 ejecutivos de la institución y los señalan de "bandidos" ante la opinión pública para hacer ver que la medida no lleva ningún tinte político. Cuando todo el mundo conoce la cacería que se le viene haciendo a los directivos de Globovisión. Bueno, ya le va llegando la hora a todos, habiendo perseguidos, expropiados y casi quebrados y dicen no se trata de una acción retorcida.

Globovisión es el verdadero objetivo de estas persecuciones, el final será la toma de él, el precio no importa, acabando con ingentes fuentes de trabajo y el ingreso de muchas familias. Lo cardinal del oficialismo era cercenarle a la opinión pública este importante medio de difusión que, sin tapujos viene comunicando el verdadero acontecer de la Venezuela decadente y en ruinas.
Para el oficialismo como hemos visto, el costo no cuenta. Que vayan a parar a la cárcel o al exilio inocentes con el rótulo de "bandidos" y que continúen en libertad, o premiados con un cargo diplomático los causantes de la pérdida de alimentos.

Las "responsabilidades" se establecen para dañar a la gente decente, desafecta al régimen y los perdones abundan cuando se tratan de sujetos ligados a éste. A nuestro presidente en una de sus últimas y "pródigas" alocuciones le alegró que se haya "normalizado" el servicio de electricidad porque ahora podrán las industrias trabajar a tiempo completo. Otro insólito, cuando el pueblo venezolano vive todos los días los apagones aunque no sean programados, cuando se sabe que las obras proyectadas por el Gobierno para aumentar nuestra capacidad termoeléctrica se encuentran paralizadas, siendo un ejemplo conmovedor Planta Centro, que pareciera tener un hado maléfico que no le permite arrancar sus generadores. La providencia ha sido hasta hoy benévola con el pueblo venezolano y las lluvias han asumido lo que no ha podido resolver la ineptitud oficial. Así vamos dando traspiés guiados por la "revolución" que persigue a la disidencia y ampara a los culpables de los conteiner de alimentos podridos, y al final dice el "líder de la revolución" yo no fui como si esto fuera suficiente para descargarse del desastre, vaya usted a saber si todavía hay incautos que lo creen.

Finalmente llegará el "salvador" de esta patria y le pagará en tiempo récord a los pequeños ahorristas, y todo apunta se quedará con el Banco Federal y Globovisión porque la "revolución" precisa de esas instituciones para ponerlas al servicio del "pueblo", hasta que ocurra su ruina como todo lo que toca este "proceso" de destrucción, ávido en acabar con la empresa privada. Pero ¡yo no fui!

Francisco Alarcón
Diario 2001 - The Americano - Noticiero digital entre otros.

Las palabras del mal de Francisco Alarcón

El lenguaje que vienen utilizando los sectores radicales del régimen no
necesita de la presencia de sicarios para irrogar daños a personas y bienes.
Increíblemente aquí se ha pasado por encima a cualquier norma de decencia
para dirigirse a la población, se han violado los adjetivos y "groserías"
cuando se trata de ofensas y ellas vienen desde las más altas esferas.
Cualquier ciudadano está indefenso frente a estas agresiones de las cuales
puede salir muy mal parado o extinto. Venezuela hoy en día es una pocilga y
el lenguaje grosero se convirtió al uso frecuente y oficial. Los peores
denuestos son escuchados casi como cosa normal y de ellos no se han salvado
ni los jefes de Estado de otras naciones. La violencia es un hecho singular
y cotidiano, oyendo y viendo como se transmite todos los días en cadenas de
radio y TV. Antes cuando escuchábamos argumentos parecidos nos sorprendía,
pero ahora nadie se asombra cuando se acude a una jerga inherente a los
bajos fondos.

Se atenta contra el honor a mansalva, se despotrica en contra de cualquiera
sin ser cierto lo que se dice, sin que ocurra una sanción ni siquiera de
orden moral, cuando pudiera tomarse en otro sitio del planeta como una
aberración grave o un delito, pues aquí no, lo aceptamos habitualmente, como
si se tratara de ocurrencias y palabras sueltas al aire que no le hacen daño
a ninguno, y no es de esta manera, hay palabras que causan defunciones;
quien instiga al delito o a los ataques haciendo de las mentiras "verdades"
va más allá de sus consecuencias. O Venezuela se moraliza y la familia se
reivindica ante la chocarrería oficialista o terminaremos todos siendo
víctimas de estas afrentas. Pareciera no ser suficiente con haber quebrado
la nación en once años de malos oficios y corrupción. Fue un axioma para
quienes actuaron y utilizaron este lenguaje a través de la historia que
terminaran sepultados por él. Así actúa, como la ley de la gravedad, todo lo
malo que se lanza se devuelve a sus propios incitadores, nadie está exento a
este principio ni autorizado por ninguna jerarquía para estar vejando a
ciudadanos decentes y a quienes le venga en gana. Tampoco se puede utilizar
como arma política la arremetida oficial para acabar con dignidades, y las
autoridades no se dan por aludidas por ser camaradas de quien nos injuria,
entonces en algún momento la reacción popular pudiera actuar como la
"justicia divina" y devolver las cosas de donde vinieron para restablecer el
orden moral y constitucional.

Coexistimos en un estado de absurdos donde se castiga y persigue con saña la
eficiencia y se premia a los malandrines, donde nos racionan la luz y
penalizan a quienes la aprovechan para producir bienes necesarios sin que el
Gobierno haga nada para solucionar el problema de fondo. Si no fuera por las
providenciales lluvias, actualmente Venezuela estaría a oscuras. No hay
comida, escasean las medicinas y los productos de primera necesidad y sin
embargo se pierden toneladas de alimentos por la ineficiencia de la peor
administración de nuestra historia. Con toda esta reseña fuliginosa a
cuestas, se pretende cerrar las empresas privadas que si producen para
sostenernos. Es del conocimiento público cómo se encarcelan a quienes opinan
distinto al "parnaso comunista", como se escarmienta el disenso y se cierran
medios de comunicación.

Si continuamos por este camino inverso donde nos conducen los matreros
hablando de honor y moral, queriendo cambiar el panorama, trocando las
mentiras en verdades y convirtiendo a las víctimas en victimarios, nada de
lo que ocurra será extraño, tanto así, como para que ese verbo encendido e
incendiario mutile todas las libertades incitando al odio. Venezuela hoy por
hoy es el paraíso de lo irracional, donde nos conseguimos con más paradojas
a las ya descritas, donde toma legitimidad el hampa en proporciones
alarmantes y donde el ciudadano de a pie se encuentra desasistido de la
justicia y vapuleado cotidianamente por palabras que matan. Tanto es el
absurdo de lo que acontece que nada de raro tendría legalizaran la
antropofagia frente a la escasez de carne, por decir tan sólo un exabrupto
de quienes quieren ir en contra de las leyes vigentes, naturales y
económicas.

http://www.2001.com.ve/articulo_opinion.asp?registro=4999

Publicado en Venzuela, Argentina, Estados Unidos y España