Los amos de la desfachatez

Alejandro Magno a los 20 años era rey de Macedonia, pero no sé que ha hecho Diosdado Cabello para adueñarse de 24 estados, sin ni siquiera decir cuáles son sus planes y cómo los sostendrá. Es como esos tipos que tienen tantas mujeres, algunas en estado de gravidez y, no saben como atenderlas. Somos los venezolanos atrevidos; en algunos casos hacemos las cosas sin darnos cuenta de las consecuencias ulteriores. El, como Gobernador del Estado Miranda no dio muestras diestras en la dirección. Es más, poco se conoce que sucedió ahí, durante su gestión. Ahora es ficha clave del oficialismo, para revertir la descentralización por vías de hecho y casi de cohecho. Venezuela se desmorona o la demuelen los grupos oficialistas, es casi un pleonasmo repetirlo, pero lo triste es que lo sepa todo el mundo y la gente continúe en las nebulosas, negociando un "prestamito" para comprar un carro o un bien suntuario. Los valores igual se han ido difuminando, viendo en el alto gobierno los comportamientos imprudentes y poco honestos. Bueno, quizás con el manual de Carreño algunos se solucionarían y se enseriaría de nuevo la educación. Pero lo que no se salvará será el tiempo perdido, y quienes entregaron sus vidas en aras de la democracia o dejando su pellejo en las mazmorras de la "revolución", luchando por la libertad; arquetipo del hombre desde que vino a la Tierra.

La insolencia chavista es tan desmesurada con la reversión de los resultados del 2 D, que están acabando con su propia cosecha, ya el país les queda bastante grande y se les está yendo de las manos. Aunque, no presenciemos grandes movilizaciones de la disidencia, sospecho que el ciudadano digno está a Dios rogando y con el mazo dando.

Vivimos en una "revolución" supuesta que, perciben o percibieron algunos asiéndose de los billetes verdes, que tanto han desmejorado voluntades y prostituido a los venezolanos, acciones que fueron castigadas en democracia por culpas menores a las observadas en el presente.

Con la legalidad que no existe ni para el derecho natural, cuando se despoja de sus cargos a los representantes electos por el pueblo en elecciones; razones suficientes para no seguir creyéndonos que disfrutamos de una democracia, ni siquiera ya la semántica es paritaria. Al ciudadano Chávez, le costará guardar esas apariencias que lo han mantenido durante diez años en el poder. Hasta sus propios seguidores de inclinación mesurada, aprecian que un sólo hombre no puede ser omnisciente, ni mucho menos imprescindible para que un país exista.

Los tiempos de "júbilo" pasaron, es grave la realidad actual, Venezuela es un país incómodo para estar, para estudiar, para desarrollar una actividad económica, diría que hasta para morir en esta tierra convertida en lugar sórdido.

He pensado en algunas oportunidades, viendo como le confiscaron una elección popular a Ledezma, y cómo las simples solicitudes de Cabello a la presidenta de la Asamblea Nacional son suficiente para trasladarle las partes medulares de 24 estados a un ministro inexperto, solicitarle una "vainita" digna de buena administración a Cilia, para, en caso de ser complacido, implicarme en acto de fe pública, llevando una recta administración y presentado los balances y estados de cuenta de mi gestión en fechas oportunas. Comprometiéndome a no quemar los libros de Gallegos y a no desmantelar mi sitio de trabajo cuando llegue el término de mi labor. A ser tolerante con mis compatriotas y a darles trato igualitario a oficialista y a disidentes. Respetando las normas jurídicas, aunque en este país no se cumplan, no comprándome una Hummer, ni gastando los reales ajenos en francachelas. Me tomaría muy en serio mi trabajo y hasta publicaría en la prensa mi balance personal como lo hacia Andrés Eloy Blanco. Para que la gente se diera cuenta que en esta nación no sólo habitan ladrones y gente de mal vivir. Me parece que las cosas debemos ganárnoslas sin arrebatárselas al prójimo, a cuenta de guapos y apoyados. Siquiera Alejando Magno bregó bastante para sentirse rey del mundo sin ser ungido por Chávez. 

Francisco Alarcón  

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¿Venezuela a la espera de un milagro?

Los venezolanos parecen en su mayoría haberse encomendado a la fe de Dios, a la espera de un milagro que les devuelva la paz, justicia y derecho a la vida. Diez años infructíferos para que se produjera un cambio, ni Chávez supo aprovechar la bonanza petrolera ni la "oposición logró acabar con sus pretensiones hegemónicas, hoy materializadas. Vivimos en un pandemónium sin ningún norte que vislumbre una salida a la grave crisis social y económica. Lo escaso bueno o regular que se logró erigir en democracia hoy está casi destruido, y las esperanzas de un oficialista común son muy pocas, viendo el fraude de esta "revolución". Los aventureros y mercenarios medran en este paraíso inducido por el régimen, igual sucede con la delincuencia que perdió cualquier escrúpulo, si acaso lo tuvo; actualmente el país produce más muertos por la inseguridad que una guerra convencional. Los cadáveres aparecen baleados con incontables disparos, como si se tratara de una competencia de tiro al blanco y la diana fuera el interfecto. Al comienzo, la ciudadanía pensaba se trataba del sicariato y de venganzas, pero ahora se dan cuenta que es una "experiencia normal". Hay exceso de crueldad, que no veía antes la población. Junto a esto, camina la indiferencia de algunos venezolanos, a quienes Chávez les complace sus gustos, destruyendo cuanto halla a su paso. Es el Atilas criollo, símbolo de la mayor decadencia conocida por Venezuela. Sin que nadie resuelle, sin que nadie piense en organizarse para reconstruir la nación que se nos va de las manos. Pareciera que el olvido y la indolencia se apoderaron de nuestros compatriotas, cuando vemos inocentes pagando cárcel y culpables transitando normalmente las calles y encumbrados por el "proceso". Recordamos la recomendación del Quijote dada a Sancho cuando asumiera la gobernación de la ínsula Barataria: "Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún enemigo tuyo, aparta las mientes de tu injuria, y ponlas en la verdad del caso".

Aquí vemos las mayores injusticias, que rayan en represalias, las persecuciones y condenas más indignas. Notamos como la arrogancia de los funcionarios públicos esta dirigida hacia la hecatombe moral de una sociedad, hacia la desgracia de sus compatriotas por vías de la violencia y de una inhonestidad exasperada. La llamada "oposición" venezolana casi nunca dio respuestas adecuadas a estas agresiones, que llegan a diez años, a esta "revolución" que desata odios y no pasiones, que no resuelve problemas sino los complica cada vez más y pende del latrocinio para continuar su paso totalitario y perpetuo.

Ante ello, el venezolano apela al conformismo con el mayor desconsuelo. Casi con llantos, escuchamos lamentos a diario de los ciudadanos cansados de tantas iniquidades. Pareciera que sólo una mano milagrosa pudiera recomponerlo, las perspectivas son cada vez menores de obtenerlo por otros medios. El régimen se encargó con sus últimas disposiciones confiscatorias de la voluntad popular, en desencantar a quienes votaron, conculcando sus decisiones. El Edén revolucionario se fortalece con la violencia, mientras la "oposición" se nota rendida. Será difícil continuar en un juego democrático, votar en futuras elecciones que convoque el gobierno, cuando casi todas las expectativas electorales están disipadas. Oí decir a unas señoras: solamente esperamos de la justicia divina para que Venezuela recobre su libertad, y pareciera ser ésta la señera esperanza real. Estamos lejos de todo lo que parezca una fuerza capaz de devolver las cosas a su lugar. Los ánimos se esfuman hasta en los entusiastas "políticos" que les encanta ver sus nombres en un tarjetón electoral aunque sepan de antemano que no tienen la más mínima posibilidad de ser electos. Los movimientos de protesta están circunscritos a minorías bizantinas, y los estudiantes se burocratizaron o se perdieron en las primeras termópilas de nuestra realidad. Así sólo Dios lo puede. Entonces nos queda decir, fe compatriotas que algún día el milagro llegará o moriremos. 

 

Francisco Alarcón

 

Oscurantismo del siglo XXI

Todo parece indicar que tratarán de imponer, como una política de Estado, más limitaciones a la cultura. Con la destrucción de los valores tradicionales pretenden borrar la memoria histórica de este país. Comenzaron de manera supina a cambiar nombres. Así ocurrió, cuando modificaron la nominación a la autopista Rómulo Betancourt; el derribamiento sin sustituir de la estatua de Colón, el cambio de fecha de la fundación de Caracas y otros tantos actos de ese tipo. Considerados como hechos aislados y transitorios, hasta que apareció el "monumento" a Marulanda y emprendieron a declarar los representantes del Gobierno que, los libros de autoayuda no podrían ser importados porque estimulaban el individualismo, de la misma manera se tilda de capitalista, cualquier obra de la literatura universal. Hasta las películas "gringas" y "europeas piensan quitarlas de algunas carteleras. Venezuela estará peor que Cuba en cuanto a restricciones, de acuerdo a los propósitos de Chávez, con más severidad y oscurantismo que el mismo Fidel. Es el "Oscurantismo del siglo XXI" que emerge con vehemencia, cuando vemos la destrucción de la Biblioteca Chío Zubillaga en Lara, o la quema de los libros de Gallegos. Entretanto, el Estado estimula a través del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, el Premio Internacional que lleva su nombre. Son tan lerdos que hasta esos "detalles" se les pasan.

Hasta ahora, en Venezuela no ha habido un atisbo de revolución ni de redistribución de ingresos, mejoras a las clases populares que vayan más allá de las canonjías eventuales. Las políticas de Chávez han sido ficticias e inconsistentes con fines publicitarios. De contenidos poco comprenden los "revolucionarios", ideas no se ven, y originalidad mucho menos. Son loros o cotorras que repiten todo lo que dice Fidel Castro en Cuba. Ésa es la "revolución" que quieren venderle al mundo; de igual forma sucede con los payasos que acompañan ese "proyecto" llamado el ALBA. Es así, como Evo Morales copia a su émulo venezolano, igual que Correa en Ecuador y Ortega en Nicaragua. Los argentinos tienen sus características distintas, y se aprovechan también como Lula de las debilidades de nuestro Presidente, tan "generoso" que regala el patrimonio de los venezolanos, aunque tenga que empeñar los dineros de los ahorristas y endeudarnos a fondo.

Pero el "Oscurantismo del siglo XXI" es un hecho asaz preocupante, aunque difícilmente borrarán la historia de este país en las mentes de sus moradores, pero tristemente arrasarán con nuestro patrimonio cultural, y acabarán con la difusión de nuestra literatura y valores. La "revolución" de Chávez como ya dijimos es destrucción y a Venezuela le costará bastante recuperarse, pasarán años en reconstruirla, en devolverle la paz y buenas costumbres. Ocurrencias insólitas como la quema de libros no debemos consentirlas, serán irrecuperables esas obras. Incluso, tratándose de sucesos aislados, hay que salirle al paso a quienes quizá por su carga de brutalidad, hubiesen echando abajo la Capilla Sixtina, encarcelado a Lorenzo el Magnífico, y desaparecido cuanto vestigio de sabiduría existe del Renacimiento. Así son, y se comportan nuestros "revolucionarios", constructores del mundo moderno sin poseer discernimiento para distinguir entre lo que es un clásico y un anodino libro del Che Guevara. De ellos se puede esperar cualquier cosa, por eso, quienes nos dedicamos a escribir, debemos cuanto antes pronunciarnos en forma contundente contra la barbarie, olvidándonos que la solución está en aislarse de esta realidad. Pasando agachados, o discurriendo que la cultura con este régimen tiene vida independiente. Aquí todo va con la política, con la libertad y las ideas, nada es separado, ni siquiera la música bonita que tocan las orquestas venezolanas financiadas por la "revolución". Llegó la hora de fijar posición con dignidad frente al "Oscurantismo del siglo XXI", que es la alternativa "revolucionaria" diseñada por nuestro "Comandante" para el futuro de la Patria. 

Francisco Alarcón 

http://www.2001.com.ve/articulo_opinion.asp?registro=3657

DEUDA es deuda

Quien se endeuda es porque está limpio y sufre de carencias, no hay otra razón para hacerlo. Eso le esta ocurriendo al gobierno en su ineptitud frente a la crisis mundial, tras diez años de despilfarros y de abandono a nuestra industria petrolera. Novedoso para el régimen, y casi común para la mayoría de la población que no conoció nada de esa riqueza petrolera. Sin embargo, Venezuela sigue siendo un país de grandes contrastes con muchos carros de lujo, ciudades intransitables, ricos nuevos, exceso de escoltas para los funcionarios oficiales, aumento de la inseguridad, ladrones por todas partes y en plena ruina, cuestión que el régimen quiere darse por inadvertido y algunos compatriotas también. Ahora, le echan manos a los ahorros del ciudadano común para financiar los "proyectos socialistas", para mantener unas misiones que nunca lograron alcanzar sus fines sociales, y agruparon a una cuerda de vagos, quienes se mantienen subvencionados para aparecer en la escena política con sus atuendos rojos, cada vez que Chávez se lo exija.

El sistema bancario estará subordinado y comprometido con el régimen en estos nuevos préstamos para financiar el déficit fiscal. Sector que por cierto acumuló pingues ganancias en los espacios de la "revolución", apareciendo nuevos banqueros que no se conocían en el oficio. Actualmente ven achicar sus ganancias, como era de esperarse, cuando "el proceso" les implanta cada vez más sus cargas, hasta que definitivamente desaparezcan como entes privados y pasen a manos del Estado, ya insolventes. Pero habrá algo novedoso en estos préstamos, emergiendo un nuevo sistema de cuentas, con un atisbo de todo lo que gasta el régimen y sus empréstitos quedarán como constancia en los montos sustraídos a la banca. Ellos nunca le rindieron cuentas a nadie, por eso, destruyeron el sistema de cuentas nacionales y terminaron con la autonomía del Banco Central. Pocas referencias crematísticas hay del Estado y de sus empresas.

¿Por qué si Chávez no está limpio recurre a los ahorros del público?, dónde están sus aliados comerciales, y el supuesto situado para atender las contingencias, cuando bajaran los precios del petróleo. Pues no lo sabremos, ni la profundidad de nuestra crisis es fácil de determinar. Lo cierto es que la ruina se acentúa más y algunos ciudadanos permanecen impertérritos, cavilando en pajaritos preñados. Es posible que la "revolución" se este jugando una pronta recuperación de la recesión mundial para continuar el festín en el futuro. Cuestión difícil de precisar con una Pdvsa destartalada y en desastre, la salida indudablemente no es la que plantean quienes acabaron con Venezuela. La salida estará en las nuevas generaciones de venezolanos que les duela este país y que no se dejen sobornar por una "proceso" incierto y pícaro. Vendrán tiempos de alta conflictividad, adonde la vida será cada vez más comprometida, donde un bollo de pan costará más que un lujoso vehículo y que deberemos compartirlo, o morir por él. No es posible pensar en una disuasión a quienes se creen amos de esta patria. Aquí habrá que jugarse el todo por el todo, o perderlo todo.

La vida tiene su precio y tiene sus compromisos, nada es gratis aunque así lo hayamos obtenido en ocasiones, actualmente veremos cual será el real precio de los objetos, cuánto cuesta obtenerlos, las prebendas se esfumarán y los medios también. Venezuela está grave y algunos compatriotas no quieren entenderlo, sacándole el cuerpo a la realidad. Se cierra el telón de la "prosperidad" y vienen épocas duras con más inseguridad y anarquía.

Llegó el momento de prepararse para ello, deuda es deuda y nos sustraerán hasta el último realito mientras la escasez e inflación serán incontenibles. Arrasarán con todo por vía de impuestos, o por cualquier otro medio utilizando la violencia. Nuestro mundo exterior se reducirá y los bellos oropeles "revolucionarios" desaparecerán bruscamente, viendo como no alcanza el dinero para mantener todo el boato. Deuda es deuda, y pronto será más devastación. Serán los días… en que las circunstancias nos mostrarán sus acrimonias y la templanza será necesaria para vencer la barbarie. 

Francisco Alarcón

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