TIEMPOS de horror

Vincent Van Gogh - El GritoDiario 2001/Noticiero Digital

El régimen se empeña en acorralar a la sociedad civil, en acabar con la industria privada y la libertad, entretanto, indeteniblemente la inflación socava su estabilidad. Nada de lo que demuela en este momento el gobierno podrá ser sustituido o mejorado por algún proyecto suyo, todo va rumbo a la improvisación y a una especie de venganza enfermiza. Sólo quedarán las escorias de este proceso destructivo. Las leyes habilitantes funcionarán estrepitosamente para terminar con la confianza de los inversores, la moneda existirá como una referencia simbólica, devaluada y envilecida, quizás para el trueque. Las imprevisiones de la “revolución” son tales que nadie sabe su rumbo cierto, las medidas se toman desconcertadamente y apuntan más hacia el odio que, hacia una revolución o cambio estructural.

Seguirán las impremeditaciones en todos los órdenes y traficantes de todas las layas estarán a la espera de sus tajadas. La visión país irá en detrimento, la duda será cada día mayor para las calificadoras de riesgo. Nuestros bonos serán petardos en noches de galas. En tan pocos días del 2007, Chávez se encargó de mostrarle a los venezolanos cuáles eran sus reales intenciones, y sus cofrades quedaron desechados con el partido único. Vendrán incontables purgas internas, miraremos a quienes hasta ayer fueron sus aliados, convertidos en bodrio; borrascosos los momentos para los “amigos” chavistas. Yacerán los primeros crucificados por la “corrupción” ¡Pobre gente! Tanto arar en los fondos del Estado para nada, qué concupiscencia tan extraña. Igual pasó en Cuba y en la vieja URRS, quienes primeros cayeron en desgracia fueron los solidarios servidores, aquí ocurrirá similar con quienes entronizaron al chavismo, los que sabotearon a la disidencia y se prestaron a las componendas.

El régimen enfila sus baterías contra la empresa privada, con impuestos, coerciones; acabarla es su objetivo para seguir privilegiando las importaciones mientras existan los petrodólares. Así intentan vigorizar el Estado omnipotente y arruinar la economía privada. Los compatriotas que pisaron esa concha de mango redentora del chavismo, verán como prontamente se esfuma lo que lograron en estos últimos años. Empezarán con los banqueros de nueva generación y empresarios del proceso. Será una ruina compartida que, arrastrará a Venezuela hacia lo más hondo de la sima. La experiencia cubana recuerda las muerte inusitadas de Camilo Cienfuegos y el suicidio del dueño de la revista Bohemia, que podría reeditarse en Venezuela. Se equivocan quienes vaporosamente viven de la coyuntura “socialista”, y con codicia obtienen rutilantes fortunas de la noche a la mañana, desaparecerán de la misma manera como la libertad se disipa. Venezuela es un caso excepcional en algunas dimensiones cuando vemos una negación histórica, histéricamente en “vigencia”. ¡Soy socialista, somos socialistas, la riqueza nos coronará! Ésa es la “esperanza” del pobre, ésa es la “ilusión” del rico, pero no es el deseo del Jefe Único, quien machaca su socialismo del siglo XXI tal como lo concibió la ortodoxia comunista, donde se reduce los espacios de la burguesía a 0.

Tiempos de horror se otean en ese nebuloso horizonte, con el nuevo modelo educativo, laico y socialista, con las expropiaciones y nacionalizaciones de empresas, observaremos si al final se cumplen los compromisos, pagándole a sus acreedores. Algo muy sórdido se oculta detrás de todo esto, negocios y comisiones abultarán los bolsillos de los nuevos ricos revolucionarios. El problema está en que todos los cambios o trastoques no durarán mucho tiempo, ni sus detentadores podrán guardarlos. El país luego de esta locura quedará destruido, habrá que reconstruirlo piedra a piedra. El régimen no dejará nada levantado antes de su partida, y los venezolanos engañados se darán cuenta tardíamente del fiasco que se avecina con la súper Ley Habilitante, que dará piso al socialismo del siglo XXI.

Tiempos de horror que inevitablemente tendremos que vivir antes de creer que el país se hunde.

¡Saldos Rojos!

Diario 2001/Noticiero Digital

No cabe la menor duda que el 2007 será para los venezolanos un año de incordios, con pagos forzosos de deuda y quién sabe que de cosas más traerá. Esto sucederá cuando el Gobierno empiece a financiar su gasto corriente con las reservas internacionales.

No hubo en la historia de la Humanidad un reino imperecedero, ni en la cima de la cultural, ni en la degradante decadencia. El imperio romano tras malas administraciones de la Dinastía de los Severos, sucumbió con las guerras civiles, hundiéndose la industria y el comercio. Son los filtros imperecederos que no permiten la perpetuación de nadie en el poder, pero con elevados costos para las naciones que, finalmente terminan postradas. Las bondades del petróleo fueron para los venezolanos causa de dichas y desdichas, con más de estas últimas, acabando siempre los periodos de bonanzas en crisis irreversibles, signadas por la devaluación de la moneda, inflación y deuda externa.

Venezuela actualmente en la mayor bonanza petrolera de su historia, vive su mayor fracaso, con un régimen infecundo, sórdido, con la fachada de una inverosímil revolución, ahogándose en la rapiña, mirando como avanza la pobreza en un periodo de exorbitantes ingresos. El petróleo “manda” en este país, sustentando al presidente. Sin petróleo no hay crecimiento económico, no hay carros nuevos, ni apariencias de prosperidad. Con la renta petrolera mal administrada y pésimamente encauzada, sin que podamos contabilizar un logro cierto del régimen u obra de edificación original. Eternizados los mismos problemas, escasez de viviendas, inversiones no rentables, beneficiando a los extraños, condonándose deudas como la de Nicaragua y sustentados por una economía de puertos. La industria nacional con nuevos “impuestos” y controles del Estado, casi en vías de extinción. Pretenden sustituirlas por cooperativas, experiencia de fracasos en todos los países donde se instauraron. La nación anda al garete, y todavía hay quienes no se convencen que, Venezuela, fatalmente va rumbo al comunismo, sin pataleos ni anestesia.

El venezolano se convirtió en un sumiso superviviente, sin más fueros que el día a día. Sale a la calle a “martillar” cualquier cosa que se le atraviese en el camino, los ingresos los malgastan entre juegos de caballos y loterías. La suerte loca los embarga, hay que “aprovechar” todo, hay mucho real en la calle, y le corresponderá a quien lo agarré. Así son las alboradas de algunos conciudadanos, con los oídos taponados y la vista perdida, abandonando el destino de Venezuela. Sola dejan a la Patria para que se defienda en su desgracia. El año que acaba de finalizar, estuvo marcado por el mayor gasto con cantidades ilimitadas de dinero en poder del público, con créditos blandos para todos, con facilidades especiales por tratarse de un año electoral; comerciantes, banqueros vieron incrementados sus ingresos sin importarles la ruina del país. Mucho dinero que buscar y poco que cuidar, los ahorros no existen, están trocados por los lujos innecesarios.

El Estado omnipotente es el dueño de todo, dueño de la suerte y cuitas de los venezolanos. El año pasado fueron favorecidos por la fortuna fortuita y dispendiosa, era el año de “relegitimarse” Chávez, si no lo lograba, no podría avanzar en su proyecto “magno” de la república socialista de Venezuela, donde el comunismo será la pauta. En cambio brusco comienza el año con la caída de precios del petróleo, nadie sabe con certeza lo que pasará, los avatares mundiales son impredecibles y los de Venezuela también. Se habla de nacionalizaciones, expropiaciones y de más impuestos que incluyen a todos los sectores, para el régimen llegó el momento de aplicar mano dura, para “sostenerse” en caso de una debacle petrolera, y los deudores helos ahí, con carros nuevos y oropeles que no se corresponden con el comunismo.

Pues amigos de la insensatez, prepárense porqué Venezuela entró en una nueva fase, donde tendrán que pagar todos y el 2007 será un año de saldos rojos, imprevisiones y de otras cosas más.

Venezuela un país para todos

Diario 2001 /ND

Contrariamente al slogan oficialista “Venezuela ahora es de todos” que incluye sólo a los afectos al régimen, con las absolutistas listas Tascón y Maisanta y, descartando a los sectores mayoritarios de la población el nuevo planteamiento deberá ser unidimensional, incorporando a todos los venezolanos sin que puedan existir “realidades” antagónicas, “lucha de clases” ni nada que apunte hacia la confrontación.

El mundo político cambió, los ingresos petroleros son de todos y para todos los venezolanos y tendrán que alcanzar de alguna manera al colectivo. De no ser así, las políticas del oficialismo o proyectos de la oposición naufragarán. Venezuela no aceptará más exclusiones, llegó la hora de propiciar los acercamientos, todavía en momentos en que el régimen instaura un partido único de la revolución, e incrementa las medidas confiscatorias de libertad. Las estadísticas son claras cuando los venezolanos expresan sus sentimientos: un 85% no son partidarios del comunismo y el resto desconociéndolo o ignorándole lo “acepta”.

Qué es comunismo conceptual: “es la misión de aplastar la resistencia de los explotadores y crear una sociedad nueva sin clases, la sociedad comunista”. Posiblemente en las altas esferas del régimen, encontremos utopistas que creen es ese comunismo prístino y que lo hayan adobado como el original socialismo del siglo XXI, de cual se habla, pero que en la práctica no existe ninguna definición clara. Ciertamente el término comunismo se utiliza enmarcado como una insinuación, sin que profundicemos o hayamos sufrido sus rigores. Es el comunismo “pragmático” de los empleados públicos y empresas del Estado, es el rojo rojito, admitido casi en situación jocosa y que creen no trascenderá más allá de colocarse una camisa roja y a asistir a los actos convocados por el oficialismo. Así se refieren al comunismo algunos conciudadanos en expresiones chuscas, cuando la realidad es otra y los personeros del régimen muy seriamente pretenden imponernos medidas comunistas, rojas rojitas.

La supresión de concesión a RCTV supera cualquier medida puramente legal, sus fines los conocemos, terminar con la libertad de expresión en Venezuela. Con qué autoridad moral le pueden revocar a un medio de comunicación su concesión, cuando el régimen avasallantemente, con el dinero de todos los venezolanos, se apodera de una televisora del Estado como VTV para fines proselitistas y se la entrega a su facción política. Veremos que sucederá en torno a esto, cómo será finalmente recibido por el pueblo venezolano y el resto del mundo civilizado, propiciador de la libertad de expresión. Seguirá siendo visto el “gobierno revolucionario” como un gobierno democrático?

Tendremos que esperar e ir analizando, cuales serán las nuevas leyes que demarcarán el estado venezolano como socialista. Cuando ocurran en la práctica las disonancias del comunismo o del socialismo del siglo XXI, mediremos cómo serán recibidas por la disidencia y el chavismo no comunista, acostumbrados a su libérrimo andar. El comunismo abraza la coerción como principal instrumento para someter a la gente, control absoluto de la vida de las personas, desde su régimen dietético hasta los patrones de conducta. Comunismo es sometimiento de la educación, destrucción de la familia, trabajo comunitario obligatorio, formación de nuestros hijos a cargo del estado. Entretanto se afianzará en la cumbre una clase “revolucionaria” favorecida con todas las sinecuras de los ingresos petroleros; clase de la cual ya tenemos fachas, los nuevos ricos bolivarianos, los comisionistas con sus degradantes pautas, riquezas para ellos y miseria para el pueblo. Pues, no creemos que el país acceda a una sociedad de privaciones y esperamos que quienes no aceptan un régimen comunista empiecen a exteriorizarlo.

Esa porción mayoritaria de chavistas y de no chavistas que ahora tienen necesidades comunes y que estarán igualados por los avatares políticos, deberán ratificar que Venezuela es de todos y para todos.

EL “TRÁFICO” un problema de Estado

foto tomada de www.abn.info.veTomado del Diario 2001

Desde hace bastante tiempo Caracas dejó de ser la “sucursal del cielo”, la de los lienzos matizados por el genio pictórico de Manuel Cabré. Su parentesco con el cielo venía difuminándose con múltiples problemas, el tráfico vehicular continuo, el comercio trashumante en las calles colmó los espacios de los peatones, la inseguridad que ahora ahoga su propia existencia con la hosquedad del hampa que, casi no deja vivir a sus moradores.

Conflicto de vieja data, acentuado violentamente y que deberá ser asumido con prontitud, de lo contrario estaremos presos en esta urbe, donde la delincuencia campea libremente, sin vigilancia de las autoridades policiales ni resguardo de los cuerpos competentes. El término revolución se confunde con libertinaje y autonomía para hacer cualquier cosa indecente en perjuicio de quien sea. Lejos de nuestra educación y principios, aparece el delito apologéticamente, como un hecho real de los nuevos tiempos, una correspondencia social a lo “razonable” del régimen. Poco habría que agregar a la mendicidad y desprecio de los “niños de las calle”. Los programas creados para atender estas miserias se volvieron pura paja y el régimen después de ocho años nada hace por buscarle solución.

El vocablo pandemóniun, exagerado a veces, se utilizó de maneras repetidas para llamar la atención de las autoridades y hoy por hoy constituye una realidad. Pero hay algo muy importante y de reciente aparición que, no nos permite movernos dentro de la ciudad capital y es el incremento de vehículos en las calles, fenómeno no único y exclusivo de la metrópoli. Hasta ahora no conocemos un pronunciamiento de los organismos oficiales, alcaldías, sencillamente se escuchan las quejas de los usuarios del transporte y alguna que otra protesta sin mayores consecuencias. Comenzaremos el año sin que se hayan tomado previsiones para evitar el abarrotamiento de carros en Caracas.

En lo que va de Gobierno del ciudadano Hugo Chávez, no sabemos de ningún estudio dedicado al caso, ni de medidas oportunas para los vecinos meses. Indudablemente una de las causas visibles del congestionamiento vehicular se corresponde con el incremento desmedido de la flota de autos en manos del público. Esto lo tomamos de las estadísticas mensuales que anuncian incrementos en las ventas de automotores; crece desproporcionadamente la tenencia de ellos en manos de los compradores, sin que los espacios de la ciudad sean aptos para la circulación. La agitación ya no se circunscribe a las horas picos, son actualmente todas horas picos para el tráfico, en esta fatigada ciudad y muy probablemente estaremos cercanos al colapso definitivo, sin que las “autoridades” comiencen a tomar medidas para remediar el escenario. Cuando no podamos llegar a nuestros lugares de trabajo o de enseñanza, será la etapa de encenderse la alarma y eso se está viendo muy cerca.

Ningún estudio conocido se ha realizado durante esta administración, ni en el ámbito local ni nacional, y traemos a colación el “Diagnóstico del sector transporte” en el cual participamos en su dirección y ejecución, efectuado en el lapso de 1969 y 72 por el Ministerio de Obras públicas (MOP) basado en las tres encuestas nacionales de “Origen y destino”. En ellas se recogía la cantidad de vehículos que circulaban por el territorio nacional, el género de los mismos, con su peso, pasajeros, mercaderías transportadas y la frecuencia de los viajes en las horas picos. Esta investigación se realizó en campo, en las ciudades más importantes del país, fue planificada y dirigida por el Consejo Nacional de Vialidad, adscrito al MOP. Su ejecución estuvo a cargo del mismo con el apoyo logístico de las FAN, cristalizándose con la publicación del “Diagnóstico del sector transporte” en la dirección de Cartografía Nacional del MOP en 1971.

Hoy, es posible retomar el tema con esa fuente, afrontando el problema que nos acoquina a los caraqueños y que pudiera extenderse a otros sitios del territorio.