LA “OPOSICIÓN” debe bailar pegado

La OPosición debe bailar pegado de Francisco Alarcon publicado el 24/05/07 en el diario 2001 Venezuela
diario 2001

Cada vez que hay una confrontación abierta, “justa y razonable” entre la oposición y el régimen, los foros de opinión tienden a deformar la realidad contigua. Los chavistas parecen apoderarse de estos foros, lanzando los mismos argumentos intimidatorios; saldrán los motorizados y quemarán a Caracas, los barrios bajarán. Son los testimonios manidos de siempre, para que esa oposición temerosa dirija sus esfuerzo a comprar comida y a enconcharse en sus casas, pasando el objetivo central de la lucha a un segundo plano, como lo es ahora la defensa de la libertad de expresión, no consintiendo el cierre de Radio Caracas Televisión.

En repetidas oportunidades hemos dicho que la oposición murió, cuestión que sostenemos, y murió desde el mismo día en que Hugo Chávez le quitó la autonomía al CNE y le convirtió en un obsecuente instrumento del régimen, obturando una salida democrática. No contamos con una oposición, pero sí con una disidencia amplia, mayoritaria, que podría convertirse en vanguardia de las luchas sociales cuando asuma su rol histórico. Apartándose de las banalidades circunstanciales y de los aproveches creados por el Gobierno para conservarlos silenciados.

Venezuela se halla en la encrucijada de mantenerse libre o de ser sometida al comunismo, es el momento de mayor tensión desde que el Presidente ocupó el poder. Estando amenazada con una reforma constitucional que, terminará de dar al traste con el sistema democrático y su tradición republicana. Son tiempos sórdidos para los venezolanos acostumbrados a vivir en libertad, pudiendo aún defendernos de esa sordidez, retomando las luchas como deben ser.
La coyuntura actual vuelve a ser favorable para la disidencia, nadie puede ignorar que la clausura de Radio Caracas será el golpe final contra la libertad de expresión. Los países democráticos protestan contra la medida, llegando las señales de todas partes. De consumarse, se hallará la deslegitimación de Hugo Chávez, de sus “apegos” democráticos y pudiera ser el comienzo de su derrumbe, si la gente comprende se trata del tránsito de una democracia hacia una dictadura. La mirada inasible y complaciente de los venezolanos no puede continuar ante esta seria coacción, no hay ninguna recompensa valedera, ni amenaza para que los empleados públicos y comerciantes mantengan su afinidad con un régimen ominoso. La disidencia debe pronunciarse. Tocándoles “bailar pegado” en el futuro, cuando es el colectivo quien está en juego, ningún beneficio particular pudiera justificar la impasibilidad ante la dictadura. Debemos estar preparados una vez más, para esas salidas inesperadas que nos depara la política mutante de este Gobierno. Nada ni nadie sustituirán en la tradición hogareña a RCTV, es la visión compartida de la familia y un medio de comunicación. Aunque los cotilleos se arrecien en las publicaciones y foros de opinión sobre la posibilidad cada vez más lejana de una salida negociada, esta contingencia sorprendería a todos, cuando ya Chávez nombró a la nueva directora de la ulterior “empresa”. De manera que, nuestras energías deben rebosar y no decaer. Las decisiones en el oficialismo serán una nueva fullería dirigida a esa disidencia a la cual ellos tanto han escarnecido.

La situación interna del chavismo no es boyante, ni atraviesa sus mejores momentos, la incorporación al PSUV es delusoria, las purgas se arrecian cotidianamente y los seguimientos se redoblan entre ellos. Quienes salen del Gobierno en algunos casos se convierten desde afuera en los quinta columna de él, y procuran ablandar más a la oposición “oficialista”. El chavismo sin Chávez existe, sin que todavía se le pueda identificar públicamente. Palmariamente, el caso RCTV es una impronta más para acercarse o alejarse de Hugo Chávez, pero sigue estando lejos un rompimiento intestino. La disidencia venezolana debe establecer sus objetivos reales y no ficticios, de lo contrario el futuro seguirá siendo “rojo, rojito”.


publicado el 26/05/07

de Francisco Alarcón

Qué diría Stefan Zweig

Qué diría Stefan Zweig de Francisco de Alarcón
Hállase en Stefan Zweig a uno de los escritores más sugestivos del siglo XX, le tocó vivir en un mundo de intensas contradicciones, mientras las ciencias, las artes, el desarrollo económico y sociología política aceleraban el proceso de la civilización, aparecía un universo tenebroso, subterráneo y sin precedentes en la historia, pretendiendo acabarlo todo. La segregación racial y las ambiciones desmesuradas de “conquistas” se conjugaron para desaparecer las perfecciones del trabajo del hombre, guerras mundiales que acabaron con muchas vidas, fueron el entorno del sensible Zweig, escritor judío, nacido en Austria en 1881. Se contó entre quienes lograron escapar a tiempo del nazismo y jamás se curaría del dolor atroz de la diáspora. Testimonio de ello fue su muerte inducida a los sesenta y un años, en plena creación intelectual. En su retiro de Persépolis lugar de Brasil, donde yació su cuerpo eternamente, en exaltado testimonio de Grabiela Mistral quien también vivía en esa localidad “La muerte violenta no le dejó ninguna violencia”

Zweig nació en la cuna musical de Austria, la misma de Mozart, Strauss y Lanner entre otros, de allí parte su poesía. Se respiraba en Viena un aire de universalidad sin temores, sin avizorar la debacle que significó la I guerra mundial. Emprende sus viajes a Paris, Londres, Florencia, Berlín y Roma, para luego continuar rumbo allende de los mares, en África, China, Norteamérica, Canadá, Cuba. Un trashumante intelectual que, descubre en París a los simbolistas, a quienes tradujo con excelencia lustrada. Viéndose amenazado en 1914 con el comienzo de la I Guerra Mundial, su pacifismo le obliga como a Romain Rolland a refugiarse en Suiza. Tramontaba el Zweig romántico, describiéndose en su poesía como el Jeremías, el más sublime adversario de la guerra. La desaparición del Imperio Austrohúngaro lo hirió hondamente. Sale de su desolación acompañado de nuevos amigos, Thomas Mann, Emil Ludwig, James Joyce, Ravel…

¿Quién de ellos barruntó el Anticristo? De nuevo el mundo convulsivo lo absorbe con la presencia de Hitler, así que, una burla al intelecto humano. Situación ya casi insoportable para Stefan Zweig, el poeta, novelista y traductor; el de los sueños áureos y autor de muchísimas biografías. Este prosista resulta un tropezar inevitable para cualquier leedor, son sus obras conocidas por la relevancia de sus personajes, matizadas con la pluma que los relata. Sus primeras biografías forman un tríptico, “Constructores del Universo”, poseen afinidades y relaciones dentro de una jerarquía del espíritu: Hölderlin, Kleist y Nietzsche, representan la lucha con el demonio. Balzac, Dickens y Dostoievski son los creadores de “epopeya sociales”. Finaliza con los tres escritores de su vida: Casanova, Stendhal y Tolstói: la fase del erotismo triunfante, la del psicólogo, la del heroísmo moral. Siendo quizás la vida de Fouche la más reveladora de todas, descubriendo magistralmente las intimidades del ministro de Policía de Napoleón. La biografía de María Antonieta, elogiada por su complejidad trágica y su melancólico romanticismo. Entreviendo el cambio de la frívola señora del Trianón en la conmovedora prisionera del Temple.

Complemento a estas grandes biografías, nos topamos con el Zweig dramaturgo, periodista y ensayista, además de sus traducciones a autores como Paul Verlaine, Charles Baudelaire y Émile Verhaeren.

Zweig de estilo literario muy particular, alternaba una cuidadosa construcción psicológica con una luminosa técnica narrativa, así se valora en sus creaciones, siendo la más popular María Estuardo.

Hoy recordamos a Zweig advirtiendo las turbulencias del mundo actual y los esperpentos que de nuevo se manifiestan. Turbulencias que, no sabemos a dónde nos llevarán. La oposición entre el bien y el mal. Las impetraciones que no nos permiten; desconsuelos cuando nuevamente surge la barbarie, personajes que emergen para acabarlo todo que bien han podido ser biografiados para el mundo inteligible de Stefan Zweig.