A Gustavo Adolfo Bécquer

Al hablar del Romanticismo, lo relacionamos con Gustavo Adolfo Bécquer,
poeta muy popular y de rica paráfrasis. Los Becquer fueron oriundos de
Flandes pero Gustavo Adolfo nació en Sevilla en 1836. Fue casi un marinero
mudado a la literatura, inesperadamente no pudo ingresar a la escuela
náutica y así se dirigió hacia lo que él quería: la gloria literaria.

A los doce años compone su primer poema una "Oda a la muerte de Don Alberto
Lista", su adolescencia estuvo cargada de cánticos a ninfas evasivas que
fluían en sus sueños y de su apego con la grácil inmortalidad de la belleza.

Su vida fue rápida, apurada, sin posibilidades, a veces, de compilaciones;
su obra fue dispersa con sus setenta y seis cortas rimas que han podido
haber quedado en el aire.

Pero ya habían sido publicadas en periódicos y encauzadas para su edición.

En sus comienzos sus versos del período sevillano eran un adiós a todas las
cosas que no pudo alcanzar y hacer suyas, en suave sollozo modulado por la
desesperación; siempre dominado por un sentimiento de interinidad,
excediéndose con un lirismo pueril y plañidero.

Becker fue un provinciano hasta tanto sus rimas pudieron levantar interés en
los pechos henchidos de los vates conocidos. Ya en Madrid, su vida comienza
a cambiar a pesar de haber aguantado extendidas miserias. Emprende con
ditirambos en "La Corona de Oro" que los redactores de la España Musical y
Literaria, dedicaron a Don Manuel José Quintana.

Esto no fue suficiente y arranca a viajar con su hermano pintor Valeriano en
excursiones artísticas por España. Aquel errabundo y abstraído poeta no se
daba cuenta del tiempo ni del medio ambiente, por fin a los veinte años
obtiene reconocimiento escribiendo en "La Crónica" críticas de arte. Madrid
lo lleva al romance heroico en el pasado y poéticamente escudriñando
leyendas. Así, Becquer comprendió mejor a Madrid, encuentra en las consejas
del Duque de Rivas un estímulo e hizo como José Zorrilla viéndose que su
verso se prestaba más a él que al de la historia. Este nuevo rumbo mejoró su
destino y Becquer fue nombrado censor de novelas y comienza a escribir sus
Rimas. Con otra voluntad el poeta cambia su talante político, y alcanza a
estarcir su polémica opinión en "El Contemporáneo".

Eran tiempos controvertibles y se debatían en los corrillos literarios los
partidarios de Alberto Lista con los románticos, recitaban los poemas José
de Espronceda, considerado el superlativo exponente del romanticismo
español, entretanto, los incomprendidos se aferraban al rictus inolvidable
de Fígaro.

Becker, establecido como traductor, periodista y censor se casa, no siendo
su experiencia en este aspecto la mejor, tranquilizando las tribulaciones
del matrimonio en la medida en que un amor de ilusión es la enmienda de una
desilusión amorosa. Llegó y comprobó la vieja máxima de que amor con hambre
no se sostiene con ninguna musa, por eso la fe amatoria de Becker triscaba
por el limbo: "Qué es poesía", me dices mientras me clavas en mi pupila tu
pupila azul. "Poesía. eres tú".

Becker de nuevo se queda en la calle con la caída de Isabel II, pero ya
tenia resonancia, y regresa de nuevo con otro editor quien le permite
difundir su famoso artículo: "Las hojas secas". Publicó también cuartillas
hasta en almanaques: "Errante por el mundo fui gritando: La gloria ¿dónde
está?" Para él la gloria era nada, el poeta aludía el mal, la crisis del
romanticismo, cuando el aire estaba cargado de ideas revolucionarias.

Los biógrafos de Becker acentúan la influencia de Heinrich Heine sobre su
poesía, encontrando concordancias con Byron y Musset. Pero hay grandes
diferencias de pensamiento entre Heine y Becker que pudieran disipar este
criterio. La vida de Becker fue muy corta y se estaba acabando sin dejar una
obra compendiada en un puñado de Rimas y algunos poemas fragmentarios, de
los mejores son: El Miserere, Las Cartas desde mi celda entre otros. Y sus
magníficas Leyendas, algunas son Tradiciones Sevillanas o de Castilla.

Tenía treinta y cuatro años cuando murió el poeta que hizo brotar lirios de
las miserias humanas y había llorado por la soledad de los muertos. Se
despidió diferenciándose de Heine cuando dijo "Dios me perdonará; es su
oficio.".

Francisco Alarcón

A Antonio Machado

Quizás sea el poeta español de lírica más ilustrada. Sus versos en canciones forman parte de la vida, del quehacer, para quien todo lo que es pretérito es espera. Miembro del la Generación del 98, de talante modernista, sevillano, doctor en filosofía y letras. Comienza su carrera literaria en Francia, cuando se trasladó junto a su hermano Manuel en busca de trabajo, encontrándose un París apasionado por la revisión del proceso de Dreyfus, con Zolá a la vanguardia, unido a parnasianos, simbolistas e impresionistas. Conoce en ese entonces a Oscar Wilde, Pío Baroja, y a Enrique Gómez Carrillo. Se tropieza con Rubén Darío y le asombra que aquel individuo soñoliento y hundido en la soledad, pudiera ser creador de tanta belleza. Darío le corresponde, cuando juzga los versos de Machado como admirables.
 
De regreso a España en 1905 afirma, hay que vivir y de los versos no se vive, ni se ha vivido nunca. Se convierte en catedrático, es la época para él decisiva, allí nace su poesía más profunda, esos que, "si los suenas, suenan a corazón". En 1907 publica sus libros: "Soledades", "Galerías" y otros poemas alcanzando un éxito rotundo. Un día todo cambia para Antonio y aparece ella, tal como había sido en los laberintos de sus sueños. Se llama Leonor Izquierdo y tiene una belleza dulce, inclinada en dócil gravedad. Estrena otra luz, otro aire junto a la figura de la amada, asoman los campos, en un lenguaje penetrante. Cásase con Leonor en 1909. Pronto emerge su famoso "Campos de Castilla", libro que significa la consagración definitiva del poeta y su deslinde del modernismo; Unamuno, Ortega y Gasset, Azorin, grandes firmas de la época se ocupan de él. Pero la desgracia tañe su vida con la enfermedad de Leonor, Machado se encierra, y no hay nada que lo saque de él. Hasta que ella muere; el poeta otra vez solo, deshecho el corazón, aguanta…Huye, los días son plúmbeos, sin sentido, sigue pensando en ella. Pasan los años. De Baeza, donde atenúa su duelo, se traslada a Segovia, mientras ha leído y meditado mucho, nacen nuevos poemas y al proclamarse la República es conducido al Instituto Calderón de Madrid. El cambio en nada influye en sus costumbres, la lírica era su vida y no la abandona en ningún instante, escribe y lee. Se siente viejo con sesenta años y afirma:"Soy viejo y enfermo…son muchos años para un español". Estalla la Guerra Civil Española, y deja su testimonio escrito en prosa popularizando su libro: Juan de Mairena. Luego se va a Valencia en 1937 y publica "La guerra" además colabora con La Vanguardia, periódico republicano. Lanza en momentos de dolor "Los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva". En 1938 sigue el panorama sombrío de la guerra y va a Barcelona acompañado de su madre y de su hermano José. Cada vez, más viejo y más enfermo, aguanta privaciones en un ejemplo de suprema dignidad. Observa la guerra con pesimismo sin pensar que su final estaría en Francia. De nada sirve que otros piensen por él.
 
Llega su destierro, ¡tantas veces temido!, cuando ya no hay nada que hacer. Sin equipaje ni dinero alcanza a Cerbére, desvalido el poeta, como un niño, de regreso al pasado lejano que, abrigó su infancia. De Cerbére es trasladado a Collioure, donde una madrugada nebulosa de Febrero de 1939 muere uno de los más altos poetas españoles de nuestro tiempo. Partió como los hombres de la mar cumpliéndose la profecía del autorretrato en verso, la que abre su obra máxima "Campos de Castilla": Ligero de equipaje/casi desnudo, como los hombres de la mar. Antonio Machado en todo su itinerario tuvo un contorno poético puro y de largo recordar, en él las fechas pasan a ser signos imaginarios. Registra sólo dos fechas en su Nota autobiográfica, cuestiones intranscendentes en quien pregunta, oteando el nacer del nuevo siglo: ¿Siglo nuevo? ¿Todavía llamea la misma fragua?/ ¿Corre todavía el agua/ por el cauce que tenía? Como decía Walt Withman: Son los poemas de un hombre, en nuestros dedos no descansan unas hojas, sino que tiembla un hombre. O como lo vio Rubén Darío, convirtiendo en luz la propia bondad íntima. 
 
http://www.2001.com.ve/articulo_opinion.asp?registro=4668
 
Francisco Alarcón

A Luis Buñuel

Luis Buñuel es una de las figuras más originales en la historia del cine.
Sus imágenes fueron inconfundibles, al igual que Chaplin o Einstein, cada
uno en lo suyo marcaron rumbos en el mundo. Nació en 1900 en Aragón, España.
Estudió Filosofía y Letras, fue boxeador amateur y poeta ultraísta.
Compartió con García Lorca y Salvador Dalí, quien determinó toda la
trayectoria de Buñuel, cuando ambos se integraron al movimiento
superrealista, o automatismo de la mente, era la vanguardia de la época,
proveniente del "dadaísmo". La disciplina del conjunto superrealista era muy
rígida y quien se apartaba de ella era expulsado de inmediato. La mayoría de
los buenos poetas franceses emergen de ella: Paúl Eluard, Max Jacobs, Rene
Chars. Luego el grupo se divide por causas sustancialmente políticas y
Buñuel se apartó de él, sin adscribirse a ninguna otra corriente,
conservándose fiel a sus principios con las interesantes concesiones que el
medio natural cinematográfico le impuso. Se traslada a París dando inicio a
su carrera y se junta con André Bretón y Dalí y aparece su primer filme
superrealista: "Un perro andaluz".

Las imágenes de "Un perro Andaluz" además de extraordinarias fueron
tremendas, constituyéndose en un clásico del cine. La obra maestra de Buñuel
fue "La Edad de Oro", cuyo argumento también compuso con contribución de
Dalí. Siendo una película donde se atacaban todos los principios de la
sociedad de entonces, esta película no llegó a pagar sus costos, pero fue la
cima de Luis Buñuel.

Estuvo vedada para luego retomarla una vez que finalizó la II Guerra
Mundial. En su trama se pasa de un monumental poema de amor a describir ese
mundo sórdido, injusto, ridículo y criminal que se opone a la consumación de
ese gran amor. Con meticuloso aticismo, abunda en la película una insondable
y amarga expresión en sus apariencias, pero se desenvuelve con una ilación
poética típicamente superrealista. Fue una de las películas más interesantes
y conturbadora. Considerada en su género por algunos críticos como la obra
más revolucionaria, anticonvencional y descarada que se haya producido
nunca.

Después realiza su filme Las Hurdes (Tierra sin Pan) ignorado por los
españoles, pero reconocido triunfalmente por el resto del mundo. Buñuel se
convierte de aquí en adelante en un profesional del cine, renunciando a su
bagaje de cineasta puro y de sus principios superrealista, que aparecen
esporádicamente en algunos de sus filmes mexicanos. Sus películas del
período profesional son de corte comercial sin carecer algunas de ellas de
gran interés o inferiores a las de sus tiempos superrealista. Acaso, "La
Edad de Oro" y "Tierra sin pan" servirían para que le sean perdonados sus
yerros de la madurez.

Entre estas películas comerciales nos topamos: "La hija de Juan Simón", Don
Quintín el amargao; entre otras. Durante la Guerra civil española produce un
documental para luego trasladarse a Estados Unidos, adonde entra en
acercamiento con la cinematografía de Hollywood, con el doblaje de
películas. Y en 1945 se traslada a México donde logra dirigir algunos filmes
comerciales. Buñuel es impelido por aprietos económicos y pasa dos años
inactivo, hasta que nuevamente logra conectarse con el medio; ya no hay
intérpretes de renombre en sus repartos, de allí parte con "Los olvidados"
alcanzando triunfantemente las plazas de Estados Unidos y Europa. Tras el
silencio Buñuel vuelve por los laureles y se coloca de nuevo entre éstos. En
el festival del cine en Cannes de 1950, se concedió a Buñuel el premio de la
mejor dirección por "Los olvidados" y México le otorgó trece "Arieles" que
consolidan su triunfo.

"Los olvidados" fue una película de sorprendente interés humano, una
descripción cruda de la miseria y de los bajos instintos. El final del filme
es un glorioso episodio de antología dramática. A continuación de este éxito
vuelve a ser uno de los directores más solicitados, hallando en México el
lugar que lo albergó con "Subida al cielo" y su versión de "Cumbres
borrascosas" y otras más. Así discurrió la gloria de Buñuel, quien se
describiera: como un agnóstico por la gracia de Dios. Este maravilloso ser
murió en Ciudad de México, México, el 29 de julio de 1983.

Francisco Alarcón

http://www.2001.com.ve/articulo_opinion.asp?registro=4647
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