Venezuela sigue con su oposición invisible

Todos sabemos es una sucursal más de Miraflores. Igual al resto de los poderes, está subordinado a los mandatos del “Presidente”. La gente piensa en ocasiones que cuando me refiero a la oposición desvanecida, estoy señalando a la disidencia que es otra cosa. La disidencia está integrada por todos los ciudadanos opuestos al régimen de terror, aún siendo militantes chavistas, los autodenominados nini y los francos luchadores en abierta discrepancia pública. Asombrosamente, en Venezuela no se ha logrado cohesionar una resistencia con todo ese caudal discrepante que impida vulnerar la libertad. Topándonos con una diáspora organizacional y la interpuesta “dirigencia política”, cometiendo toda clases de errores que favorecen la permanencia de Hugo Chávez en el poder.

Actualmente estamos en vísperas de nuevas votaciones, supuestamente se trataría de una actividad rutinaria para llevar a cabo cambios constitucionales que beneficiarían al pueblo. Inversamente vemos como los 33 artículos modificados, serán para terminar de instaurar un comunismo personalista, donde el ciudadano Chávez se perpetuaría por largo tiempo. Cada vez que esa oposición invisible huele unos comicios, emerge pretendiendo capitalizar y representar los intereses de la sociedad civil, cuestión que en ninguno de los casos resolvió nada, sino coadyuvó en agudizar el problema. Tampoco la sociedad civil per se ha podio cristalizar el objetivo final de sacar “sola” a Hugo Chávez.

Siempre oímos el comentario que hace falta un líder, cuestión no necesaria para articular una resistencia capaz de dar al traste con un régimen autoritario. La tragedia de esa disidencia venezolana está signada por las individualidades “apodícticas”, con sus parcelas, que otrora “sirvieron” cuando se vivía en democracia, pero ahora el problema es otro, resistiéndonos a una dictadura que pronto irrumpirá en nuestros hogares. Las oportunidades de la disidencia de nuevo son claras, las encuestas lo demuestran con sus guarismos, revelando que no todos los chavistas son chavistas, o mejor dicho, advirtiendo que no todos los chavistas están de acuerdo con el comunismo.

El venezolano no es proclive a vivir sojuzgado ni sometido a un régimen comunista, por ello, es evidente que cualquier propósito debe ser unitario y conllevar la renuncia a las aspiraciones personales en estas luchas. Lo primero sería devolverle la democracia al país para luego procurar las visiones particulares. No cabe la menor duda que Chávez con todo su “esfuerzo” crematístico nunca logró sobrepasar el 30% de seguidores después de ser electo en 1.998. He allí el gran problema con la disidencia, pareciera conformarse con sentirse mayoría estando dividida en mil parcelas, demandando la aparición de un “líder” en vez de estar organizando la resistencia, desde el mismo momento en que surgieron los primeros rasgos autocráticos de Hugo Chávez. Hoy nos pondrán nuevamente los políticos de frente a su cartilla, explicándonos que debemos votar, y que más perderemos absteniéndonos. La sociedad civil habiendo vivido los mayores desencantos con sus malos consejos, seguirá en su línea de no votar.

Entretanto, el régimen de Hugo Chávez se fortalece a punta de trampas, su legitimidad siempre estuvo en entredicho, empero es el presidente “constitucional” de Venezuela, y la coyuntura seguirá siendo semejante, hasta tanto no exista una resistencia organizada que, realice las tareas libertarias. Estamos en la antesala de perderlo todo, vamos rumbo al comunismo y una vez que se institucionalice con la “reforma,” seguramente lo poco existente de organizaciones políticas pasarán a la clandestinidad. Siendo ilegalizadas por ese CNE ilegítimo, al que la oposición tanto critica por sus imaginarios registros y que cuando llegan unas elecciones le aman, sintiéndose cercanos a ocupar un cargo público. Pues abran los ojos, los partidos políticos y esa oposición ilusa desaparecerán después de los comicios, si permitimos la reforma comunista.

Deben despertar los compatriotas, Venezuela vale más que la “glorias” individuales y Chávez cada vez da mayores motivos para que sus correligionarios y discrepantes, lo despidamos del poder. La oposición invisible desparecerá queriéndolo o no, mientras él permanezca en el poder. No estamos en el juego democrático como ocurría en la llamada cuarta republica, Chávez quiere ahora otras cosas sin que nadie le perturbe su “tranquilidad.”

de Francisco Alarcón
tomado del Diario de América

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