Quizá, la única “creación” que ha tenido la izquierda venezolana sea este régimen; antes el tiempo les anduvo entre guerrillas, plenos al estilo bolchevique, cursos sobre el manejo de armas y otras actividades que nunca estuvieron dirigidas a llegar al poder por la vía lícita del voto. Puras conspiraciones fueron las enseñanzas de los cultivadores de la “notable” ideología marxista, que todavía los hay, unos arrepentidos concibiéndole las criticas al gobierno desde sus propias excrecencias, y los más ignorantes, creyéndose poseedores de esa verdad que todavía no ha sido totalmente develada por los “teóricos” para acabar con el capitalismo. Muchos de esos “visionarios” se engolfaron en las universidades para crear a los tantos
Frankenstein que hoy andan sueltos por ahí destruyendo a Venezuela. Los otros son de historia conocida cuando fueron domeñados a la demacración y se acogieron a la pacificación, sin que hayan dado muestras de eficiencia en los cargos públicos que les brindó esa democracia, pero todavía deambulan por ahí haciendo los desgajes de lo que era el marxismo y sus yerros, olvidándose que fueron los forjadores de los adefesios actuales. Si alguna vez hubiesen trabajado como manda la ley de Dios, posiblemente tuvieran algo que ofrecer en concretas proposiciones y no anunciando la hecatombe que ya no necesita de ser avisada porque todo el pueblo venezolano la conoce y la vive.
Frankenstein que hoy andan sueltos por ahí destruyendo a Venezuela. Los otros son de historia conocida cuando fueron domeñados a la demacración y se acogieron a la pacificación, sin que hayan dado muestras de eficiencia en los cargos públicos que les brindó esa democracia, pero todavía deambulan por ahí haciendo los desgajes de lo que era el marxismo y sus yerros, olvidándose que fueron los forjadores de los adefesios actuales. Si alguna vez hubiesen trabajado como manda la ley de Dios, posiblemente tuvieran algo que ofrecer en concretas proposiciones y no anunciando la hecatombe que ya no necesita de ser avisada porque todo el pueblo venezolano la conoce y la vive.
La izquierda venezolana siempre gozó de privilegios y complacencias y estamos viendo los resultados; por supuestos más trascendieron los ineptos que los clementes redentores que hoy fungen de asesores y oráculos. Lo cierto es que si esta izquierda que preconizaba el socialismo hubiese sido más honesta en ambos bandos, actualmente existirían vestigios de esos principios tan menguados en la sociedad actual. La prostitución de los conocimientos emergió de allí, de esos tenebrosos años donde se formaron jóvenes en la guerra de guerrillas con su manual debajo el brazo del Ché Guevara, no les pasó nunca por la mente que este país se pudiera construir en democracia, empezaron a creer en ella cuando el rigor de los años los obligo a producir y a vivir decentemente.
Quien salía de una universidad en las épocas del auge marxista, probablemente no reincidía en la calle por la necesidad de trabajar, viendo un mundo distinto y tan realista como es el día a día de los seres humanos. Pero la semilla había germinado en algunos lugares convertidos en centros de conspiración de los cuales no podía estar exenta las fuerzas armadas. Quien se hubiera imaginado a un militar con polainas rojas y gritando “patria socialismo o muerte” era un exabrupto mayor, se suponía que lo primero era la defensa del país y de su constitución. Pero cayeron en el foso y la corrupción unida a la ambición pudo con todo, hasta casi desmontar una institución seria y al servicio de la democracia. Y esto lo saco a colación porque una amiga, quien termina su curso de postgrado, me entrevistó sabiendo de mi militancia en el MIR, y me preguntó que enseñaban en aquellos tiempos que estuviera dirigido a la parte institucional, que no fuera la toma del poder por asalto. Lamentable me vi obligado a decirle la verdad, nos enseñaron ciertos aspectos de lo que dijo Marx en sus proclamas y fundamentos teóricos que “fructificó” en comandita con Engels, donde se planteaba destruir todo para erigir una sociedad nueva donde los medios de producción estuvieran controlados por el estado.
Estas irrealidades nunca se definieron en el monstruo de la Unión Soviética y la Europa oriental donde se aposentó el comunismo más ortodoxo, y se fue derrumbando ladrillo a ladrillo dejando una estela de ruinas. Eso es precisamente el comunismo: ruina, una ideología que ni siquiera la acogerían los recogelatas si la conocieran, teniendo conocimiento de los bienes transables tarea dirigida para salir de abajo. Pero eso no lo entiende el oficialismo que se quedó atorado en los años sesenta, viendo milagros donde no los hubo y lo que es más grave queriendo revivir tiempos que estuvieron signados por el comunismo y así vemos el fantasma de Cuba cada vez más decadente y pobre, tanto que don Fidel Castro lo reconoce y Raúl no sabe cual negocio inventar para producir ingresos que les permitan a los mas pobres llevar algo de comida a sus hogares. Esto es el comunismo, cataclismo y destrucción, donde mandan los incapaces que se arrogan el apelativo de izquierda.
Francisco Alarcón
Publicado en diario 2001,noticierodigital.com, theamericano.com entre otras.
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