
Ya se sabe, según denuncias serias, que muchas encuestas son manipuladas y lanzadas al exterior por los geniecillos vernáculos de las estadísticas, lucrados con estas argucias. Contrastando con las verdaderas mediciones que, arrolladoramente y sin posibilidades de dudas, lo muestran disminuido en votos.
Chávez no patea ni pateará los barrios, presentándose amilanado en su carroza durante paseos esporádicos; mientras Rosales cada vez más "osado", camina en todos los ámbitos rodeado de multitudes. El atrévete ha calado y Chávez se plantó en la realidad virtual, esperando el "milagro" del CNE para el 3 de diciembre. Las amenazas y bolas aumentan en el discurrir de los días, hay que comprar lámparas de querosén y velas, la vaina será fea por lo menos con 15 días de violencia. Esto lo oímos repetidas veces en la calle, lo corean hasta la saciedad y la gente se pertrecha para la "guerra".
Me pregunto, ello pudiera ser el destino aciago de Venezuela, además de haberse calado a Chávez durante ocho años destruyéndolo todo; pues evidentemente no lo espero, ni lo deseo para mi país, aspiraría verlo floreciente y sin tantos farsantes de izquierda o de derecha, límpido, sin vagabundos y libre de mercantes de la política.
El 3 de diciembre no escapa de una verdadera acechanza oficialista, la tentación por mantenerse medrando del erario público, la necesidad de protegerse en complicidad, después de tantos desafueros cometidos durante años, los tienta a la violencia, y los malandros tratarán de entorpecer las elecciones, si éstas se realizan, siendo la prueba evidente del miedo. Rangel fantaseará una y otra conspiración, Chávez desgañitado acusará al imperio, pero en el fondo, ellos saben quien se impondrá. Será el gobierno del pueblo, y vendrá con su justicia a "recobrar" la Venezuela casi destruida por las maldades de la revolución. De allí parte el miedo que los lleva a fabricar tantos espantajos; será duro caer de golpe y porrazo por designio popular. Es humillante para Chávez no poder salir de sus guardarropas, viendo como el candidato de la oposición se arroga todos los espacios públicos, como el estadio universitario en un juego entre Magallanes y Caracas. Entonces?
No estaremos exentos de que algo ocurra, sabemos que no hay una figura arbitrante y los correos con la izquierda zalamera desaparecieron, esos especímenes fueron enterrados. Así llegaremos al 3 de diciembre con un candidato presidente que, le tiene miedo a medirse, que no sale a la calle y se mantiene con sus argucias, esperando "la magia" del CNE y "creyendo contar con su ejercito rojo" para que lo sostenga en el poder.
Veremos, si en esta oportunidad de indudable esperanza para la oposición, con reales cualidades para imponerse en unas elecciones limpias, podrá el ciudadano Chávez de nuevo burlarse del pueblo venezolano, que tanto desasosiego le causa ahora. Advertiremos si la FAN en un triunfo oposicionista estaría dispuesta a desacatar la Constitución. Bueno, si las cosas ocurren oblicuamente, la disidencia perdería y Chávez tendría al pueblo en su contra para continuar su sainete. Estableciéndose los cimientos para una resistencia inaguantable, modeladora de la nueva Venezuela, sin celestinajes.
Particularmente, no creo en el valor de un candidato que no confronta en las calles, y anda siempre rodeado de guardaespaldas. ¿Será él quién liderará una revuelta el 3 de diciembre o antes, confiscando la elecciones?... habrá que verlo.
Mientras más crezca la opción de la disidencia, serán menores sus peripecias y menores los riesgos a desatarse la violencia.
Opinión
Francisco Alarcón
2001
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