
Si esto ocurre, viéndonos rodeados de fortunas, qué podríamos augurar para los vecinos tiempos, cuando se prevé una contracción en la demanda global de bie! nes. Se iniciarán circunstancias que deberán estar sujetas a una administración competente para lograr subsistir, gerenciándose los recursos del país con honradez. Preciando el petróleo como debe ser y distribuyendo sus riquezas entre la población de manera equitativa. Para ello, necesitamos de gente preparada y con experiencia en la conducción del estado. Ese Estado que en los últimos años se descuidó y que está al borde del colapso, cuando nuestra industria petrolera dejó de ser el negocio que antes fue, por la incapacidad de sus cuadros directivos. Los costos de producción se elevaron de forma desmesurada y hoy a pesar de los altos precios tenemos una bajísima productividad que, cada vez será menor: "Los costos se han disparado. La contratación de taladros aumentó 48% y la oferta está copada. El capitalismo del mercado provocará que esos precios no vuelvan a su cauce". La relación costo-rendimiento seguirá elevándose, mientras los mantenimientos a las infraestructuras no se realizan y la prospección petrolera se relegó. Venezuela perderá sus mercados naturales y no logrará los niveles de producción en tiempos venideros. Quién le prestaría ayuda al país en caso de una debacle chavista, nadie; de nuestros "socios" y deudores actuales, lo dudamos.
Cuáles son las perspectivas para 2007 y las previsiones de la AIE, una disminución en los precios petroleros, la OPEP no liderará el mercado y escasa será su influencia para la sustentación de éstos. Entonces, en el supuesto que permanezca Hugo Chávez en el poder su sola presencia sería negativa para la supervivencia del país, aún haciendo abstracción de la realidad política nacional, tan gravitante en la económica como en nuestro devenir. Él logró disminuirnos ante los países en desarrollo, vinculándonos a naciones cuestionadas por sus actitudes disonantes y provocadoras. Estamos desincorporados del concierto de las naciones preparadas para asumir los retos del siglo XXI. Sin nada que nos augure un futuro prometedor por el sólo hecho de poseer grandes reservas petroleras.
El panorama interno sería insostenible con un régimen desestabilizado por su propia voluntad, empeñado en copiar el modelo económico cubano, y dispuesto a adoptar el trueque como forma de intercambio, sustituyendo la propiedad privada por la comunitaria, rompiendo con el esquema social aceptado por los venezolanos desde sus raíces, involucrando la ideología comunista en la educación. Cuál horizonte más desolador puede haber, para quienes todavía creen o se mantienen apáticos sin tomar una decisión entre una nación próspera o una Venezuela en ruinas.
Estamos en el umbral para que eso no ocurra, para que retomemos nuestras instituciones y le devolvamos su rol itinerante. El acomodo no será fácil, necesitaremos de todas las voluntades para concretar el proyecto país, enmarcado dentro de una recuperación, reconstruyendo las bases para el desarrollo y convivencia. Darle a Chávez el beneficio de la duda es como negar que el cáncer es una enfermedad letal, acogerse al aforismo de que es preferible un malo conocido que un bueno por conocer, sería desastroso ante la coyuntura actual, perdiendo nuestra libertad, entregándonos dócilmente a la disposición de una autócrata que, lejos de pensar en esta patria, busca sustentar su egolatría, consintiendo a su entorno los mayores saqueos contra el erario publico.
Salvar a Venezuela es un deber, conservarnos impertérritos es una ingratitud.