Chavistas trabajad, trabajad...

Por primera vez el presidente de la Republica establece un compromiso concreto con el pueblo venezolano, “intuitu personae”, como escriben los abogados en los contratos, la obligación estará en el cumplimiento con los hoy damnificados por las lluvias. Deberá resarcirlos de los daños, construirles viviendas y reparar las averías causadas por el fenómeno natural. Así se comprometió públicamente en forma directa con los damnificados, con Venezuela. No bastará con estas medidas iniciales de albergarlos en los hoteles ni en Miraflores, esa no es la esperanza de un damnificado ni en el corto plazo pasar las navidades fuera de su casa, ni permanecer indefinidamente en lugares sólo para uso temporal. El presidente salió a buscar las voluntades perdidas en las elecciones de septiembre, ofreciendo villas y castillo y deberá cumplir antes del 2012, igual que enfrentar los propios “olvidos” de su gobierno que viene arrastrando impulsivamente durante doce años, habiendo dejado en el abandono todas las construcciones realizadas por la democracia y otros gobiernos. Así que él y su gente tienen un breve
vencimiento para devolverle a Venezuela su esplendor; sin que les quede otra alternativa que, trabajad, trabajad. Por cierto, el presidente arrostrando la tragedia de esos compatriotas que quedaron en la calle, omitió poner a la orden de ellos, las extraordinarias instalaciones que posee en la Residencias Anauco y el Hotel Alba, tan cercanas al corazón de Caracas y con la amplitud necesaria para albergarlos a todos en las mejores condiciones en un solo lugar.

Caracas nos recuerda observándola destrozada las crónicas de Nicanor Bolet Peraza, cuando permaneció en la indolencia después del terremoto de 1812 hasta que llegó Antonio Guzmán Blanco y la rehizo, ojalá en esta oportunidad no ocurra lo mismo y haya que esperar cincuenta años. Ojalá Venezuela vuelva a tener prontamente los puentes que se cayeron, las autopistas y carreteras hoy fragmentadas o se agudizarán los problemas de abastecimiento entre otras cosas.

Durante doce años el oficialismo le dio la espalda al país, se olvidó que las cosas hay que mantenerlas o desaparecen, yendo más allá con la destrucción de obras que identificaron el gentilicio de la nación, abandonando la infraestructura física, y expropiándole a la empresa privada industrias productivas; pero noblemente Venezuela se ha conservado no obstante la manifiesta desidia oficial. El caos es total, la economía decrece por la irresponsabilidad oficial y además le cercenan a la industria privada los bastiones de la producción nacional. El campo esta devenido en total fracaso, casi desaparecido, nada de aquellos emporios de producción de carne, leche existen, la agricultura tampoco tiene rendimiento alguno, el desastre ha sido general. Acabaron con los productos nacionales, con la mano de obra venezolana para favorecer el empleo allende de nuestras fronteras. Por ello, somos una nación en el acabose y ahora debemos adicionarle la desgracia que nos ocasionan las lluvias. Quiera Dios que el oficialismo se de cuenta de la miseria en estos sus últimos tiempos y reconozca que Venezuela no es de una minoría excluyente y sectaria afiliada al comunismo, es de todos y la ayuda debe llegar a todos, incluidos los gobernadores y alcaldes de la oposición. El compromiso del oficialismo es con los venezolanos y en un plazo no mayor al que queda antes de las elecciones del 2012, deberán reponer lo que quitaron o dejaron perder, sumado a lo que actualmente las lluvias devastan La obligación presidencial de esta manera lo compromete y no podrá recular. Casa para los damnificados de las lluvias y casa para quienes les vienen haciendo promesas durante doce años, bienestar autentico para este pueblo deberán proveerle y no con auxilios exiguos que los condenan a la miseria, haciéndoles cautivos de un Estado inoperante. Es la hora de las obligaciones postergadas que corresponderán ejecutar, y no con eventos de poca duración como son las ventas ambulantes de alimentos importados con precios subsidiados, que no duran más de dos días. Es el momento de construir y reconstruir, la palabra no podrá quedarse en el olvido una vez que pasen las lluvias, abandonando a los damnificados a la provisionalidad como ocurrió en Vargas. De manera camaradas, trabajad trabajad, que no les queda otra alternativa o el pueblo os demandará.

Francisco Alarcón
http://2001.com.ve/articulo_opinion.asp?registro=5473

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