¿EXISTE UN LIDERAZGO?

Diario 2001

La mayoría de las veces los liderazgos son circunstanciales. Para qué sirven y para dónde van, valen en el momento de su desarrollo y una vez pasada la causa efecto desaparecen. El caso que nos ocupa es Manuel Rosales, ¿este liderazgo se sostendrá en el tiempo? No lo sabemos, nació para un fin que fue la candidatura opositora en la recién pasada elección. ¿Saldrá fortalecido este liderazgo?, tampoco lo sabemos y aseverarlo resultaría peregrino. Las experiencias previas en este país, excepto Caldera, quien brilló en su partido como líder único hasta que coronó en la presidencia, es su desvanecimiento una vez que finaliza la justa electoral. Si sacamos ejemplos llenaríamos de nombres el artículo y este no es su objetivo.

Afirmar que la oposición concluyó con un liderazgo fortalecido ante el revés electoral, es casi una utopía que, corresponderá evaluar a partir del mes de enero. Aún abocándonos todos los que opinamos en los medios de comunicación en repetirlo mil veces: ¡perdimos pero ganamos! pocos serán quienes entiendan el mensaje con el transcurrir de los días y es muy posible, que la visión sea contraria a lo ocurrido después de la elección, disipándose en la senda de las especulaciones o en las verdades soterradas. Nada cierto y verdadero emergió de los comicios, habrá que ratificarlo en el campo real. Saliendo de nuevo a las calles y movilizando a la gente; observando si es verdad que Rosales y su comando dejaron rastros organizativos que propulsarán un movimiento popular para las tareas por venir, o contrariamente fueron estructuras accidentales y emocionales; comités de comités, tan deleznables como los castillos de arena. Por supuesto, este nunca seria nuestro augurio, aun discrepando de los razonamientos expuestos para justificar o vindicar la derrota de Rosales.

Entraremos en un debate difícil y abstruso para ser asumido por cualquier comisión burocrática que se empeñe en nombrar la oposición, la discusión de ideas será para todo un país, ante situaciones conceptualmente antagónicas y de relación irreconciliable. Cómo debemos tomar el llamado al socialismo del siglo XXI, cómo vertiente distinta al comunismo prístino. Cómo debemos asumir los cambios que proyecta el chavismo a la constitución, lograremos conciliar lo irreconciliable? No los sabemos, y la única manera de descubrirlo será en una lucha tenaz en la calle, con la gente dirigida hacia objetivos claros y concretos, Vg., la defensa de la indefensa propiedad privada y la libertad de empresas. Cómo abordaremos el tema de la educación también en franca discrepancia con lo que es nuestra educación tradicional. Serán temas del futuro que ya están siendo tocados por el oficialismo y las leyes están próxima a aprobarse.
Si el tres de diciembre no ocurrió nada anormal, y fueron unas elecciones limpias sin la intervención de manos peludas, que mudaron los escenarios verdaderos, donde no hubo acuerdos y todo se rindió en la falsedad, sabremos apreciarlo con las futuras respuestas del ciudadano Hugo Chávez, quien desde ya se pronuncia muy contrario a someter su proyecto a una revisión, enclaustrado hacia la reelección y el partido único.

Ahora será, cuando comenzaremos a recibir las ponzoñas de esta revolución que, parece haberse fortalecido por la desidia de quienes nos expusieron a un fracaso y fabuladamente pretenden maquillarlo como un triunfo. Sucederá a partir de enero cuando el calendario iniciará su recorrido fáctico, y nos hallaremos liados en la vida cotidiana que probablemente deje atrás lo que fueron los comicios electorales, siendo algo que ya no podremos retomar.

Ojalá, tropecemos con vestigios de lo construido durante la candidatura de Manuel Rosales, y ojalá nos apartemos de las reuniones y conciliábulos, apoyos sectoriales y demás apariencias que nada tienen que ver con la dinámica popular ni la sociedad civil, verdadera protagonista de todas las gestas de este país en los últimos ocho años. Vigorosa fuerza tangible que no se dejará arrastrar hacia una nueva aventura.

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