
Manuel Rosales la semana pasada esbozó su plan contra la inseguridad, revelando la dramática cifra de 90.000 muertos durante la gestión del presidente Chávez. Más que alarmar a una población que discurre diariamente entre los asaltos, secuestros, sicariato y homicidios; alerta con una cifra inaudita, nunca antes revelada en términos reales.
Es durante el gobierno inepto de Hugo Chávez, quien todavía se regodea de gobernar para los pobres y de haberlos beneficiado, sin tener obra alguna que mostrar más allá de esas monstruosas estadísticas. El redivivo que empezó hace ocho años ofreciendo acabar con los niños de la calle que, prometió vivienda para los venezolanos y terminó trasgrediendo la propiedad privada, como salida a su insolvencia para resolver el problema. Un régimen cultor de la violencia en todas sus expresiones, encaminado en armar a la población simulando falsos enfrentamientos, con un presidente intemperante que, sólo se expresa en lenguaje bélico, siendo la guerra parte de su sinonimia frecuente, y los enemigos somos sus compatriotas, quienes no asumimos ese culto a la violencia, ni comulgamos con su incapacidad. La carrera armamentista emprendida por el régimen de Hugo Chávez nunca antes se observó en Latinoamérica, caprichosa y espasmódicamente, diríamos, sin la anuencia de la Fuerza Armada Nacional. Los equipamientos los realiza el presidente como quien compra en una tienda enseres personales, a su gusto y después se los asigna a los militares. Los registros de estas compras de armas, no están conocidamente contabilizados y supuestamente van a parar a distintas manos. Parte a esa Fuerza Armada, a las denominadas milicias civiles y a cualquier grupo que Chávez se le ocurra crear para la defensa de su régimen.
Venezuela se desenvuelve entre la anarquía que estimula el régimen y las catervas armadas que proliferan con indiferencia, ante una población que nada o casi nada puede hacer, frente a una "autoridad" consagrada en aprestar a sus milicianos. El hampa común indirectamente también se abastece con esos pertrechos, ciertamente, en estos momentos contamos con los malandros mejores dotados en la región. El Gobierno de Chávez no resolvió ni atenuó el problema de la inseguridad, su combate se dirime entre las bravuconadas de sus ministros y los anuncios de nuevos métodos para dominarla.
Rosales asume las denuncias, sabiendo que tenemos más muertos en ocho años que, los ocurridos en la guerra de Irak o en Colombia con sus guerrillas. Y si continuamos estableciendo paragones, nos daremos cuenta que vivimos unos de los períodos sangrientos en la historia Patria. Éste, es el balance y obra de la "revolución chavista", son sus cifras crudas, es lo que pueden exhibir verdaderamente, el bochorno de haber convertido a Venezuela en un cementerio, mirando como el supuesto proceso, panacea de todos los males, nos mudó a un camposanto.
Lo demás son puras mentiras, no hay más nada que pueda ostentar la quinta república, su "revolución bonita" o cómo quieran llamarla sus panegiristas. Las riquezas que provee el petróleo en nada contribuyen para combatir la inseguridad, para mantener la infraestructura física del país o mejorar la seguridad social del venezolano. Todo se difuminó en comisiones, en gastos estériles y dispendiosos, en viajes de Chávez y su menaje. Con los generosos regalos a otros países, que no sabemos si llamarlos aliados o cómplices de esta revolución de los muertos.
Muertos con armas letales, o muertos de hambre yacerán los venezolanos, si de una vez por todas no despiertan quienes todavía se dejan engañar por el régimen, responsable del caos, la violencia y ruina.
1 comentario:
Muchos son los venezolanos y extranjeros que han dejado su cuerpo en el pavimento de Venezuela, ya sea por la desidia o la intencionalidad del mandatario quien fuera revocado el 15 de agosto del 2004 pero con sus ardides se mantuvo en el poder amparado por la negligencia, ceguera y pare usted de contar atributos, de una oposición que forma parte del camposanto, ya que al esclavizar, el mandatario, a las instituciones "democráticas" que ejercen y "controlan" el poder, quedo muerta.
Desde 1999 empezó el genocidio, cuando gracias a la desidia del revocado ahora poseso de afán de poder, quién le dio mas importancia a un referendo "aprobatorio" de la constitución (resultado que siempre quedó en duda) que a la catástrofe que se estaba sucediendo en Vargas con el deslave... no sabemos cuantos muertos debemos sumarles a los 90.000 nombrados por Rosales, por los que dejaron sus cuerpos enterrados entre el barro y las piedras ese aciago 15 de diciembre de 1999, cuando no solo corrió el agua de los ríos sino también la de las lágrimas inconsolables de los venezolanos que fuimos supervivientes a esa desgracia... lágrimas que no han parado de correr... Son muchos los muertos en el pavimento que hay que sumar a los 90.000, producto de la negligencia del mandatario al no saberle o no quererle dar prioridad a la seguridad y a los venezolanos por encima de sus intereses personales de protagonismo y poder, muertos por el hampa, muertos por el hambre, muertos por el abandono de los hospitales, muertos por la incapacidad de los médicos cubanos y... muertos en la lucha por la Libertad.
A ellos nos debemos. Solo organizándonos para cobrar podremos lograr reivindicarlos este diciembre. Así como lo hace semana a semana, con valor y claridad el señor Alarcón, así debemos nosotros manifestarnos y exigir nuestros derecho ya no solo a a la libertad sino a VIVIR.
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