
Mientras en Cuba pareciera que Raúl Castro busca salidas y mediaciones para suavizar la dictadura y abrirse caminos hacia los mercados internacionales. Aquí en Venezuela ocurre todo lo contrario, importando a los “viejos talentos” de la ínsula para comenzar lo que allá van desechando, pronto seremos el exilio cubano, la patria del G2 y de cuanto badulaque se le ocurra que el marxismo florece como idea vigente. Aunque los comunistas cubanos todavía exhiban con cotidiana frecuencia a su vieja vedette de la “revolución” en su mostrador añoso como un “venerable”, sin tener ya ninguna influencia en la vida del país al cual esclavizó
Venezuela se hunde, hace agua por todos lados, las penurias están cada vez más presentes, advirtiendo como se perdieron millares de toneladas de alimentos, entretanto, los supermercados o “abastos” están desabastecidos y lo que se consigue está con los precios por las nubes. Es la dialéctica de los camaradas venezolanos que ahora dictan clases de contabilidad de costos, de la formación de los precios en el mercado y cómo el capitalismo se “roba” más de la mitad en el proceso productivo; están en la etapa de la plusvalía, del plus trabajo con grandes añoranza a la teoría económica de Nikitin- si acaso se la han leído completa- ávidos de marxismo pletórico como quien tiene la primera novia y descubre que las mujeres son para amarlas. Es el “socialismo” de los camaradas engañados, porque en las altas esferas las prácticas son otras, basadas en la mayor explotación y sustracción de los dineros públicos.
La locura es generalizada se meten con el Cardenal Urosa, oblicuamente critican a
Mientras Cuba la otrora isla paraíso tropical, donde el amor de Carmela mataba, como se oía en los acordes de la “Sonora matancera” examina tras cincuenta años de dictadura mejorar en algo a su pueblo, quitándose esa cruz de encima que ya no la soportan ni los mismos camaradas. Por primera vez se ve un resultado con relación a la expatriación de algunos presos políticos, es probable que esto sea un comienzo a ciertas flexibilidades. A lo mejor Raúl Castro piensa distinto a su hermano aunque sean de la misma estirpe “revolucionaria”. Probablemente así como le gustan las peleas de gallos y las galleras, también le gustaría volver a ver, antes morirse, algo de lo que fuera
Pronto quizás se dejaran las “chivas” para emular a los viejos piojosos revolucionarios, y seguirán copiando al arcaico patriarca cubano forjador de las conspiraciones y atentados, nada nuevo se les ocurrirá porque todo fue concebido por él y todos sus argumentos y “patrañas” las conocemos. Pues, así son las cosas, aquí estamos peor que en Cuba, aunque la providencia le haya dado todas las riquezas del universo al gobierno “revolucionario” quien no las compartió sino se las engulló para su propia desventura y quiere convertir a Venezuela en algo peor que la isla caribeña, la revolución que nunca constó.
Francisco Alarcón
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